ALCANZA TU MISION

Dios te ha creado para que lleves a cabo una misión… Durante el tiempo que estés en la tierra cumplirás tu misión, desarrollarás los talentos y El a su debido tiempo te llamará a su presencia, no antes.. Ni después... Por eso...

Sé firme en tus actitudes y perseverante en tu ideal.

Pero sé paciente, no pretendiendo que todo te llegue de inmediato.

Haz tiempo para todo, y todo lo que es tuyo, vendrá a tus manos en el momento oportuno.

Aprende a esperar el momento exacto para recibir los beneficios que reclamas.

Espera con paciencia a que maduren los frutos para poder apreciar debidamente su dulzura.

No seas esclavo del pasado y los recuerdos tristes. No revuelvas una herida que está cicatrizada.

No rememores dolores y sufrimientos antiguos.

¡Lo que pasó, pasó! De ahora en adelante procura construir una vida nueva, dirigida hacia lo alto y camina hacia delante, sin mirar hacia atrás.

Haz como el sol que nace cada día, sin acordarse de la noche que pasó.

Sólo contempla la meta y no veas que tan difícil es alcanzarla.

No te detengas en lo malo que has hecho; camina en lo bueno que puedes hacer.

No te culpes por lo que hiciste, más bien decídete a cambiar.

No trates que otros cambien; sé tú el responsable de tu propia vida y trata de cambiar tú. Deja que el amor te toque y no te defiendas de él.

Vive cada día, aprovecha el pasado para bien y deja que el futuro llegue a su tiempo.

No sufras por lo que viene, recuerda que "cada día tiene su propio afán".

Busca a alguien con quien compartir tus luchas hacia la libertad; una persona que te entienda, te apoye y te acompañe en ella.

Si tu felicidad y tu vida dependen de otra persona, despréndete de ella y ámala, sin pedirle nada a cambio.

Aprende a mirarte con amor y respeto, piensa en ti como en algo precioso.

Desparrama en todas partes la alegría que hay dentro de ti.

Que tu alegría sea contagiosa y viva para expulsar la tristeza de todos los que te rodean.

La alegría es un rayo de luz que debe permanecer siempre encendido, iluminando todos nuestros actos y sirviendo de guía a todos los que se acercan a nosotros.

Si en tu interior hay luz y dejas abiertas las ventanas de tu alma, por medio de la alegría, todos los que pasan por la calle en tinieblas, serán iluminados por tu luz.

Trabajo es sinónimo de nobleza. No desprecies el trabajo que te toca realizar en la vida.

El trabajo ennoblece a aquellos que lo realizan con entusiasmo y amor.

No existen trabajos humildes.

Sólo se distinguen por ser bien o mal realizados.

Da valor a tu trabajo, cumpliéndolo con amor y cariño y así te valorarás a ti mismo.

Dios nos ha creado para realizar un sueño. Vivamos por él, intentemos alcanzarlo.

Pongamos la vida en ello y si nos damos cuenta que no podemos, quizás entonces necesitemos hacer un alto en el camino y experimentar un cambio radical en nuestras vidas.

Así, con otro aspecto, con otras posibilidades y con la gracia de Dios, lo haremos.

No te des por vencido, piensa que si Dios te ha dado la vida, es porque sabe que tú puedes con ella.

El éxito en la vida no se mide por lo que has logrado, sino por los obstáculos que has tenido que enfrentar en el camino.

Tú y sólo tú escoges la manera en que vas a afectar el corazón de otros y esas decisiones son de lo que se trata la vida.

"Que este día sea el mejor de tu vida para alcanzar tus sueños".

Desconozco el autor

Reflexion

Hablando de Paz Amor y Perdon llego a mi mente una Oracion que es una enseñanza para todos.

!De San Francisco de Asis!

Señor, haced de mi un instrumento de vuestra paz.

que alli donde alla odio, ponga yo amor;

que alli donde alla ofensa, ponga yo perdon;

que alli donde alla discordia, ponga yo armonia;

que alli donde alla error, ponga yo verdad;

que alli donde alla duda, ponga yo la fe;

que alli donde alla desesperacion, ponga yo esperanza;

que alli donde alla tinieblas, ponga yo la luz;

que alli donde alla tristesa, ponga yo alegria;

!OH DIVINO MAESTRO!

que no me empeñe tanto en ser consolado, como en consolar;

en ser comprendido, como en comprender;

en ser amado, como en amar;

pues dando es como se recibe

perdonando se es perdonado

y muriendo se resucita a la vida eterna.

¿Tú amas a Dios? ¿O tienes miedo de Dios?

Aún en nuestros días oímos la expresión: "¡Cuidado, Dios castiga!" O entonces: "Él es un hombre temedor de Dios". Temedor significa que teme, que tiene miedo.

Las frases son muy infelices y no son verdaderas. ¿Por qué temer a Dios? Si aceptamos el concepto de Moisés, el gran legislador del pueblo Hebreo, seguramente tendremos miedo de la Divinidad. Al presentar la idea de Dios a los hombres de aquella época, hace más o menos cuatro mil años, Moisés lo presentó como celoso, vengativo. Un Dios injusto pues castigaba a un pueblo entero por la falta de su jefe. Era el Dios de los ejércitos que presidía los combates contra el dios de los otros pueblos. Un Dios que recompensaba y punía sólo por los bienes de la Tierra. Que hacía que se creyera que había felicidad en la esclavitud de los otros pueblos.

Pero, después de Moisés vino Jesús. Y una de las partes más importantes de la revelación del Cristo es el punto de vista por el cual Él nos presentó a Dios: El Padre que ama a sus hijos. Soberanamente Justo y Bueno. Lleno de mansedumbre y de misericordia. Padre que perdona las faltas de sus hijos y le da a cada uno según sus obras. El Padre de todas las criaturas, que extiende su protección sobre todos sus hijos.

Dios grande que ve el menor pensamiento de sus hijos y que no da importancia a la forma con que esos hijos lo honran. No es un Dios para temer. Es un Dios para amar.

Todo en la creación revela el amor de Dios por sus hijos. El Universo es un poema de belleza y perfección; la Tierra, preparada hasta en los mínimos detalles para que el hombre pueda en ella vivir y progresar; las semillas, que se reproducen según su especie y sacian el hambre; los ríos, lagos y vertientes, que proporcionan el líquido precioso; las estaciones con sus características; las variedades infinitas de plantas, de animales.

Dios que crea Espíritus simples e ignorantes y los coloca en sus viviendas, los mundos, para que progresen y conquisten sabiduría hasta alcanzar la perfección.

¡El Dios que ama!

Dios quiere su progreso. Dios quiere su bienestar, que sea el fruto de una vida saludable, que resulta de un perfeccionamiento moral. Dios quiere su paz legítima, después de tranquilizar la ansiedad de su corazón y regularizar las deudas de su conciencia.

Dios quiere su amor, superadas las inestabilidades de su emoción.

Dios quiere lo mejor para ti.

Si tú aún no has descubierto cómo, ten la seguridad que Él concede todos los días los medios para conseguir todo esto, definitivamente, sin posibilidad de perder.
 
 

 

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